En 2050, se prevé que alrededor del 70 por ciento de la población mundial viva en zonas urbanas. El rápido crecimiento urbano está principalmente ocurriendo en países menos capaces de hacer frente a la demanda de puestos de trabajo, vivienda adecuada y servicios urbanos básicos. Cerca de mil millones de personas, o el 33 por ciento de la población urbana en los países en desarrollo, viven en barrios marginales, en condiciones inequitativas y con alta mortalidad. Si no lo dirigimos correctamente, esta tendencia puede convertirse en fuente de inestabilidad social y política.

El sesenta por ciento de las áreas que se necesitan para dar cabida a la población mundial en 2050 todavíaestá por construir. Para la mayoría, el alto precio de los combustibles, el cambio climático y la limitación para conseguir agua potable serán los mayores desafíos para el crecimiento urbano. Al mismo tiempo, estos desafíos constituyen una oportunidad para demostrar que el crecimiento puede ocurrir a bajas tasas de degradación medioambiental. Esta es la esencia del desarrollo urbano sostenible. Las innovaciones requeridas para hacerlo posible se harán, con seguridad, desde la unión de las instituciones, las personas y las infraestructuras que las ciudades proveerán naturalmente.

Cuando están sensiblemente planificadas y apropiadamente ayudadas por una infraestructura sostenible, las ciudades compactas constituyen el patrón más eficiente del mundo en asentamientos urbanos. La densificación reduce el espacio y hace que la infraestructura compartida sea viable. Estos, a su vez, reducen las emisiones y el uso de los recursos. Las ciudades compactas también permiten que las nuevas tecnologías sean probadas e implementadas más competitivamente. A largo plazo, las ciudades fortalecen su resiliencia mediante la reducción de la dependencia del crecimiento intensivo de carbono, estimulando eficientemente el uso de los recursos, y ampliando las capacidades para trabajar en una economía verde.